El pasado 6 de junio de 2018 tuvo lugar una ceremonia en la embajada de España en Estados Unidos, en Washington, por la que se restituía a España una de las copias incunables de la Carta de Cristóbal Colón, impresas en 1493, que había sido robada años atrás de la Biblioteca Nacional de Cataluña y hallada e incautada por las autoridades norteamericanas.

La historia de este documento bien pareciera la de una novela de espías, ya que reúne factores de todo tipo: misterio, robos, falsificaciones, contrabando, negocios turbios, proyección internacional, dinero y, sobre todo, fascinación.

Esta Carta de Cristóbal Colón (‘Columbus Christopher Epistolae de Insulis Indie supra Ganger nuper inventis’) es un texto que el navegante escribió a los Reyes Católicos tras regresar de sus viajes de expedición por el continente americano para dejar constancia de sus travesías y hallazgos, con fecha de 4 de marzo de 1493. La carta se mandó imprimir en varias ocasiones y con un número de copias variable, para poder distribuirla por Europa y difundir el descubrimiento del Nuevo Mundo. La primera impresión tuvo lugar en Roma, en 1493, en el taller de Stephan Plannck, de la que se hicieron diez ediciones. Otras seis se imprimieron entre 1494 y 1497. De algunas de estas dieciséis ediciones solo se conserva una copia, y en total se cree que solo se han preservado 80 en todo el mundo1.

La investigación comenzó en 2011, cuando la unidad Homeland Security Investigations de Wilmington (Delaware) y la fiscalía estatal recibieron un chivatazo sobre la sospecha de que una copia original de la carta de Colón podía encontrarse en Estados Unidos. La alerta saltó cuando un experto en libros raros fue requerido para autenticar un ejemplar de la carta. Casualmente, el año anterior él mismo había examinado una de las copias custodiadas en el Vaticano y ciertos detalles le habían hecho dudar sobre su autenticidad. Al analizar el documento pudo comprobar que era original, y que la copia del Vaticano debía ser una falsificación. Uno de los detalles determinantes fue el sistema de cosido de los pliegos de papel y su coincidencia con las perforaciones de encuadernación2, que no casaban en el documento vaticano. Esta información abrió una investigación de varios años sobre el robo de varias copias de la carta procedentes de diferentes bibliotecas europeas que habrían sido sustituidas por falsificaciones y comercializadas en Estados Unidos.

En efecto, una de las copias se había robado de la Biblioteca Riccardiana de Florencia. Como declaró su director, Fulvio Stacchetti, el robo debió producirse entre 1950 y 1951 cuando la biblioteca cedió el documento en un préstamo temporal para su exposición en Roma, ya que fue la única vez en que la copia abandonó sus instalaciones. Desde entonces, nadie había percibido que el ejemplar custodiado en su archivo era una falsificación. El original pasó por varias manos. Fue adquirido por un coleccionista suizo en 1990, y revendida en una subasta en Nueva York dos años después por 300.000$. De acuerdo con las autoridades, el último propietario donó el ejemplar a la Biblioteca del Congreso en 2004, donde permaneció durante doce años. En el desarrollo de la investigación quedó demostrado el origen de la copia donada y que el documento custodiado en Florencia era falso. Finalmente, la carta fue restituida a Biblioteca Riccardiana en mayo de 2016.

Una historia similar fue la que vivió la copia que ahora mencionamos, robada de la Biblioteca Nacional de Cataluña. Este documento fue sustituido por una falsificación de alta calidad sin que nadie hubiese detectado la sustracción en mucho tiempo. Los ladrones también invirtieron esfuerzos para borrar las trazas sobre la procedencia de la copia sustraída, e incluso aplicaron un blanqueante para eliminar el sello de pertenencia de la biblioteca. Asimismo, solo sustituyeron las páginas originales, encuadernadas en el siglo XX con unas tapas duras de cuero, lo que hizo más difícil detectar la sustitución3. No se puede saber con exactitud cuándo tuvo lugar el robo, pero sí se sabe que el original fue vendido en noviembre de 2005 por dos marchantes italianos de libros raros por 600.000€, y revendido en 2011 por 900.000€. El poseedor de la carta actual, que permanece en el anonimato, accedió a entregarla después de largas negociaciones con el abogado del Distrito de Delaware en 2014. Tras un período de custodia por las autoridades con el fin de confirmar que la copia devuelta era realmente el ejemplar robado de la biblioteca, se acordó su restitución a España4.

christopher-columbus-charterY por si fuera poco, una tercera copia de la carta custodiada en los archivos vaticanos fue también robada y sustituida por una falsificación de alta calidad. El documento original había sido adquirido de buena fe por Robert David Parsons por 875.000$ de un marchante de Nueva York que lo vendió en una subasta en Atlanta en 2004. No se sabe con certeza quién era el marchante original que introdujo en documento en Estados Unidos, pero el nombre de Marino Massimo De Caro se baraja en las quinielas, un ladrón de libros de sobra conocido por las autoridades HSI del país5. El comprador de Georgia falleció en 2014 y cuando su viuda, Mary Parsons, fue informada del origen ilícito del ejemplar, accedió a devolverlo de forma inmediata. Esta copia ingresó en los archivos del Vaticano como parte de una colección de manuscritos y libros raros que el bibliófilo italiano Giovanni Francesco De Rossi le dejó en legado a su muerte en 19216. La copia original fue devuelta al Vaticano el 14 de junio de este mismo año, en una ceremonia que tuvo lugar en la biblioteca de la ciudad pontificia.

Este es el tercer caso de restitución de copias de la carta de Cristóbal Colón que tiene lugar en el plazo de 2 años y en el que han cooperado autoridades estadounidenses. No se sabe con certeza si los robos están relacionados entre sí, pero podría pensarse que sí, dadas las grandes similitudes. Este es un caso de tantos en que los ejemplares más atractivos y destacados de las bibliotecas europeas se convierten en objetivo para los traficantes de antigüedades. Como señalaba el director del archivo vaticano, la seguridad era relativamente laxa antes de la reforma integral de la biblioteca acometida en 2007, y se pueden citar ejemplos indignantes como libros a los que les han arrancado páginas o, como en el presente caso, se han sustituido por una réplica. La calidad de la falsificación, no obstante, parece apuntar a una trama profesional. Si se confirma que Marino Massimo De Caro está alimentando esta red, conviene tener presente que había sido el director de la Biblioteca Girolamini y que aprovechó su posición para traficar con numerosas joyas bibliográficas que vendió y robó durante el desempeño de su cargo. Fue con su detención en diciembre de 2013 cuando se supo que, en cooperación con un equipo de hasta 13 personas, había sustraído más de 4.000 ejemplares de libros, manuscritos y ejemplares únicos no solo de la Biblioteca Girolamini, sino también de la Biblioteca Capitular de Verona, la de Monte Cassino y la de la Fundación Observatorio Ximeniano, en Florencia.

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Notas

1 Delaware agents help return letter by Columbus to ItalyVolver a nota 1

2 U.S. returns stolen 525-year-old Columbus letter to VaticanVolver a nota 2

3 La noticia de América vuelve a casaVolver a nota 3

4 ICE and DOJ return Christopher Columbus letter to SpainVolver a nota 4

5 The mystery of the Christopher Columbus letter stolen from VaticanVolver a nota 5

6 Vatican Gets Back Stolen Columbus Letter, but Case Remains a WhodunitVolver a nota 6

Autor: Marta Suárez-Mansilla

Abogada especializada en derecho cultural. Con amplia experiencia en el sector del arte contemporáneo y en la gestión de proyectos, mi trabajo se centra ahora en el tratamiento de las cuestiones jurídicas que rodean este campo de actividad.

© Marta Suárez-Mansilla
ISSN 2530-397X
ArtWorldLaw Bulletin. Crónicas de Temis y Atenea. nº 5. MADRID. Junio 2018.